Tu mundo interno también construye el externo: pensamientos, emociones y el arte de habitarnos

Escrita por: Elisa Ochoa

A lo largo de la vida vamos trazando mapas. Mapas de lo que somos, de lo que nos rodea, de lo que nos gusta y disgusta, de cómo creemos que funciona el mundo, de lo que consideramos correcto e incorrecto. Estos mapas están hechos de emociones, pensamientos, creencias, vivencias y recuerdos. Y si bien, estos mapas nos ayudan a orientarnos, a darle sentido a lo que vivimos, al igual que los mapas geográficos, no son el territorio. Son solo representaciones, no la realidad misma.

Sergio de Régules (2002), en su artículo El mundo no es como lo pintan: mentiras y verdades de un mapa, escribe:

Un mapa es una metáfora. No es el mundo, solo una representación del mundo, e inevitablemente muestra solo uno de los muchos aspectos de lo representado. Si lo quieres ver desde otra perspectiva, necesitas otro mapa. Un mapa, como una metáfora, dice verdades en cierto contexto y mentiras fuera de él. (p. 17)

Algo similar ocurre con nuestra experiencia interna. Lo que pensamos y sentimos puede ayudarnos a interpretar una situación, pero también puede limitarnos si olvidamos que se trata solo de una perspectiva y no de una verdad absoluta.

Vemos el mundo no como es, sino como somos

Nuestro cerebro no registra la realidad de manera objetiva; la construye. Percibimos el mundo y construimos lo que llamamos realidad a través de filtros, los cuales están anclados a nuestras creencias, experiencias pasadas, emociones presentes, la crianza que recibimos, los estímulos, nuestros propios impulsos. Estos filtros –entendidos también como sesgos cognitivos- moldean la manera en que interpretamos todo lo que sucede a nuestro alrededor.

Por ejemplo, un mensaje que enviamos y del que no recibimos respuesta puede ser leído como indiferencia, desprecio o simple olvido, dependiendo del mapa emocional desde el cual lo interpretamos. Así mismo, una mirada que percibimos como “mala” puede activar memorias antiguas de rechazo o vergüenza, aún si en realidad no tiene nada que ver con nosotros. Es de aclarar que este mapa emocional o estos filtros desde los cuales se genera nuestra interpretación de la realidad, así como nosotros, cambian según el momento.

    El arte de habitar nuestras emociones

    En un mundo que muchas veces nos empuja a reprimir lo que sentimos, aprender a reconocer y habitar nuestras emociones se vuelve un acto de cuidado. La represión emocional -hacer de cuenta que no sentimos miedo, tristeza, rabia- no nos protege: nos desconecta. Por el contrario, nuestra vida emocional y nuestra salud mental se fortalece cuando podemos observar lo que nos habita con curiosidad y compasión, sin caer en el juicio inmediato ni en la identificación total.

    Tomarnos el tiempo para entender lo que sucede a cada momento en nuestro mundo emocional, identificar cómo se manifiestan las emociones a través del cuerpo y sus sensaciones, y reconocer las maneras en que solemos interpretar la realidad y actuar ante ella, nos brinda herramientas para tomar mejores decisiones, actuar sin dañarnos ni dañar a otros, y no ceder automáticamente ante nuestros propios impulsos. En este gesto de atención, abrimos espacio para una vida más consciente y en sintonía con lo que realmente sentimos y necesitamos.

      Preguntas que pueden abrir nuevos caminos

      A veces nos resulta difícil comenzar a explorar nuestro mundo interno. Nos cuesta reconocer los filtros que influyen en la forma en que vemos la realidad y tomar distancia de las interpretaciones automáticas con las que solemos reaccionar ante lo que sucede. En este proceso, hacernos preguntas sencillas pero poderosas puede ayudarnos a despertar la curiosidad, activar la presencia y cuestionar aquello que, muchas veces, damos por hecho.

      • ¿Qué emoción estoy sintiendo en este momento?
      • ¿Esto que pienso es un hecho o una interpretación?
      • ¿Desde dónde estoy leyendo esta situación: desde mi historia, desde mis heridas, desde el presente?
      • ¿De qué otra manera podría entender esto?
      • ¿Qué sucede si observo lo que siento sin intentar huir, controlar o asumir el papel de víctima?

      No se trata de desconfiar de todo lo que pensamos o sentimos, sino de desarrollar una brújula interna más afinada. La idea es poder reconocer que nuestros pensamientos, sensaciones y emociones son partes importantes de nuestra existencia, pero no verdades inamovibles. Nuestros mapas internos siempre pueden actualizarse; siempre es posible abrir nuevos senderos en el territorio de lo que somos.

        Habitarnos con curiosidad, cuidado y compasión

        Somos seres complejos en permanente construcción. Habitar nuestro mundo interno implica reconocer su riqueza, su vulnerabilidad, su movimiento constante. Es atrevernos a mirarnos no desde el juicio, sino desde la curiosidad y el cuidado. Como quien recorre un territorio vasto, sabiendo que cada paso es una oportunidad de descubrir, comprender y acompañar lo que somos. Porque al final, el mundo que habitamos afuera también es reflejo del mundo que cultivamos dentro.

        Entre lo que interpretamos y lo que realmente es hay un espacio de encuentro: un lugar donde podemos elegir mirar con más amor, más paciencia, más compasión, más verdad.

          Reto de exploración interna

          Una emoción, un mapa

          Durante esta semana, te invitamos a hacer una pequeña práctica diaria para observar cómo construyes tu realidad interna:

          1. Elige un momento del día en el que hayas sentido una emoción intensa (puede ser agradable o desagradable)
          2. Nómbrala: ¿qué emoción estaba presente?
          3. Descríbela corporalmente: ¿dónde y cómo la sentiste en el cuerpo?, ¿se movía?, ¿la podrías relacionar con un color, una forma, una temperatura?
          4. Observa el mapa: ¿qué pensamiento o creencia acompañaba esta emoción?, ¿qué historia te contaste en ese momento?
          5. Dibuja o escribe un pequeño “mapa” de esa experiencia. No tiene que ser literal, puede ser una palabra, un trazo, una metáfora o una imagen, lo que se te ocurra. Lo importante es que represente como viviste internamente ese momento.
          6. Al final de la semana, observa todos tus mapas y pregúntate:
            • ¿Qué patrones veo?
            • ¿Desde dónde he estado interpretando mi realidad esta semana?
            • ¿Qué nuevo mapa podría o quisiera comenzar a construir?

          Para saber más

          En esta charla TED la psicóloga, escritora y conferencista Susan David nos habla de la importancia de aceptar nuestras verdaderas emociones en una cultura de positivismo implacable. David afirma que nuestras emociones almacenan información sobre lo que nos importa y cómo cuando las observamos y reconocemos podemos actuar siguiendo nuestros valores.

          En este corto video la neurocientífica Nazareth Castellanos de la importancia de usar el cuerpo para aprender a reconocer nuestras propias emociones.

          En este video te compartimos respiraciones para cada emoción: alegría, rabia, tristeza, miedo y calma. Estas respiraciones te ayudarán a transitar mucho mejor estas emociones.

          Si tienes dudas o quieres sabes más, escríbenos:

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